Lynn Margulis en Zumaia.

Como canta Serrat en una de sus canciones titulada “De vez en cuando la vida”:

“De vez en cuando la vida toma conmigo café

y está tan bonita que da gusto verla.

Se suelta el pelo y me invita

a salir con ella a escena.”

 

Lo cierto es que esta vez no solo tomó conmigo café, sino también una buena cantidad de garagardoa y de sagardoa, palabras que, para los que no dominamos el Euskara, significan cerveza y sidra respectivamente.

Bueno, vamos a lo importante.

El pasado jueves 28 de octubre tuve el placer y el honor de presentar una proyección de la película-documental de John Feldman “Symbiotic Earth. How Lynn Margulis rocked the boat and started a scientific revolution” en el cine Aita Mari de Zumaia.


Esta actividad forma parte del conjunto de “Actividades paralelas” que se han organizado como complemento al conjunto de actividades titulado “La cooperación, força evolutiva. Lynn Margulis, 10 anys després” en un intento de descentralizar los actos, la mayor parte de los cuales se celebran en la ciudad de Barcelona.



Fueron dos horas y media (es la duración de la película) extraordinarias durante las que más de 60 personas pudieron conocer, algunas por primera vez, la figura de Lynn Margulis y sus teorías científicas sobre la evolución de la vida en nuestro planeta (ya sabéis, la endosimbiosis, la endosimbiosis seriada y la simbiogénesis).

No me resulta sorprendente que, para biólogos como yo, o para los estudiosos de otras ciencias naturales, las propuestas de Lynn resulten, ya de por sí, interesantísimas (no voy a entrar aquí en las implicaciones que tienen sobre nuestra concepción de la evolución biológica) y la figura de Lynn tenga tanto “tirón”. Sin embargo, sí que me sorprende (aunque solo relativamente) el interés que despiertan en personas más relacionadas con las humanidades y, en concreto, con la sociología.

Estoy convencido de que ese interés es consecuencia de la propuesta de un cambio de paradigma científico que se puede trasladar desde el ámbito biológico al ámbito sociológico sin demasiadas dificultades, algo, por cierto, que se ha venido haciendo de forma habitual desde hace mucho, mucho tiempo.

Eso sucedió con la “nueva síntesis”, más conocida como “neo-darwinismo”, una teoría evolutiva que, trasladada al ámbito social, ha estado justificando la explotación y la competencia propias del feroz sistema capitalista que ha dominado -y todavía domina- las relaciones sociales a todos los niveles, tanto entre personas como entre empresas y países.

Las teorías de Lynn, que proponen que la evolución está más relacionada con la cooperación (aunque a ella no le gustaba utilizar ese concepto para explicar un tema biológico) que con la competencia, se adecúan perfectamente al cambio de paradigma que está proponiendo una parte de la sociedad (iba a escribir una buena parte, pero creo que pecaría de optimista).

Este cambio de paradigma implica un cambio radical en nuestras relaciones con los demás, y por “los demás” me refiero tanto al resto de nosotros como al resto de los compañeros vivos con los que compartimos el planeta e incluso al planeta mismo.

La Cumbre del Clima, que se está celebrando estos días en Glasgow, es una clara muestra de que ese cambio de paradigma es necesario. Y también es una buena muestra de que el concepto de la supervivencia del más fuerte sigue profundamente arraigado en nuestra sociedad. Precisamente por ese motivo han sido necesarias tantas “Cumbres del Clima” cuyos resultados hasta ahora han sido, como poco, irrelevantes. Y no parece difícil imaginar por qué, ya que justo antes de la Cumbre de Glasgow, se ha mantenido la Reunión del G20, es decir, la reunión de “los más fuertes”.

Creo que Serrat, de nuevo Serrat, dejó claras algunas cosas en otra de sus canciones titulada “Algo personal”:

“… los sicarios no pierden ocasión

de declarar públicamente su empeño

en propiciar un diálogo de franca distensión

que les permita hallar un marco previo

que garantice unas premisas mínimas

que faciliten crear los resortes

que impulsen un punto de partida sólido y capaz

de Este a Oeste y de Sur a Norte

donde establecer las bases de un tratado de amistad

que contribuya a poner los cimientos

de una plataforma donde edificar

un hermoso futuro de amor y paz.”


Pero volvamos a la proyección en Zumaia.

Una de las características más especiales de esta proyección ha sido que, por primera vez, se ha podido ver la película en versión original inglesa ¡con subtítulos en Euskara!

La colaboración y la cooperación han sido dos de los elementos claves en que eso pudiera suceder. Colaboración entre entidades como el Ayuntamiento de Zumaia (Zumaiako Udala), el Geoparque de la Costa Vasca (Geoparkea Euskal Kostaldea), la Casa de la Mujer de Zumaia (Zumaiako Emakumeon Etxea) y el Grupo naturalista de Zumaia (Zumaiako Natur Taldea); y entre personas particulares como el equipo de traductores organizado por Inaxio Manterola, Alex Oliden y Gontxalo Torre, que ha dado como resultado que las teorías y la figura de Lynn hayan podido llegar a más personas y lo hayan podido hacer en su propio idioma.

Si bien entre los “tipos” a los que Serrat se refiere en su canción y yo hay “algo personal” con connotaciones negativas, entre estos “tipos” de Zumaia que acabo de nombrar y yo, también hay “algo personal” pero de un signo completamente opuesto al anterior. Un “algo personal” de admiración por su capacidad de colaborar, de cooperar de forma completamente altruista en un proyecto que pretendía -y espero que lo haya conseguido- ofrecer nuevas líneas de pensamiento, algo que, por otra parte, resulta fundamental en la evolución de las ideas.

Y para poner la guinda al pastel, ¿qué mejor marco que el famoso Flysch de Zumaia para hablar sobre evolución? Un entorno geológico, protegido ahora bajo la figura de Geoparkea, en el que los últimos 110 millones de años de evolución del planeta se pueden leer como si se tratase de un libro y en el que es incluso posible -con la ayuda de los expertos del Geoparkea- ver la línea K/Pg (línea Cretácico/Paleogeno), una delgada “línea negra” que marca la transición entre los períodos Cretácico (K) y Paleogeno (Pg), datada hace alrededor de 65 millones de años, y que se caracteriza por una concentración extraordinaria de iridio derivada de la colisión del asteroide Chicxulub en el Golfo de México.

Los que queráis conocer el programa completo de las actividades organizadas en conmemoración del décimo aniversario de la muerte de Lynn Margulis (1938-2011), podéis encontrarlo en nuestra página web Science into Images.

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