“Symbiotic Earth” y “Una historia no tan natural”
El pasado sábado 1 de
febrero estuvimos en el Centre del Carme Cultura Contemporània de València
exhibiendo la película "Symbiotic
Earth. How Lynn Margulis rocked the boat and started a scientific revolution"
de John Feldman (https://hummingbirdfilms.com/).
El acto fue organizado por Laura Benítez Valero (https://laurabenitezvalero.com/)
como la actividad de clausura de la exposición "Una historia no tan natural" basada en la obra de
Ernesto Casero (http://www.ernestocasero.com/).
La propuesta que plantea
Ernesto Casero en su exposición entronca directamente con la historia que
subyace en la película Symbiotic Earth, ya que trata de poner de manifiesto los
marcos socioculturales que limitan el pensamiento y la manera de entender el
mundo.
La lucha contra los
límites establecidos por la corriente de pensamiento social dominante en cada
momento de nuestra historia, que Ernesto plasma extraordinariamente en su obra,
es la misma que se vio obligada a mantener Lynn Margulis (1938–2011) durante
toda su carrera científica y personal. Una lucha contra los prejuicios sociales
y también académicos por el simple hecho de ser mujer y científica en un
entorno dominado por hombres. Una lucha por intentar abrir el “estrecho espacio
mental” heredero de una visión puramente mecanicista y materialista de la
biología que encarna el darwinismo mal entendido (o tendenciosamente entendido)
que conocemos ahora como la nueva síntesis o neo-Darwinismo.
Lynn, con la inestimable
ayuda de algunos de sus más íntimos colaboradores, entre los que destaca la
figura de Ricardo Guerrero (eminente microbiólogo que fue su pareja científica
y sentimental durante los veintiocho últimos años de la vida de Lynn), luchó
por ampliar la comprensión de los mecanismos de la evolución de la vida en
nuestro planeta, por explicar que los límites impuestos por el determinismo
biológico promulgado por figuras tan influyentes como Richard Dawkins (“El gen
egoísta”, “El relojero ciego”) no eran tales límites, no existían realmente
porque la vida era capaz de evolucionar de otras formas, entre ellas, y
especialmente, mediante la simbiosis.
Sus teorías de la
endosimbiosis y de la simbiogénesis “atacaban” las bases fundamentales de la
visión sobre evolución aceptada por la mayoría de los biólogos y,
evidentemente, no fueron fácilmente aceptadas por la comunidad científica. Y
entrecomillo el término “atacaban” porque esa era la percepción que la mayor
parte de los científicos influyentes tenían, no porque realmente atacasen esas
bases. Las teorías de Lynn, en realidad, ampliaban esa visión, no la negaban, y
ofrecían una explicación posible (posteriormente demostrada como cierta) a las
lagunas que aparecían en las teorías evolutivas defendidas por los
neo-darwinistas.
Durante el coloquio
posterior a la proyección de la película, y en un ambiente de lo más agradable,
tuvimos la oportunidad de hablar sobre biología, ciencia, filosofía, sociología
y, cómo no, arte, una mezcla de enfoques que me pareció extraordinaria y que
entronca directamente con el espíritu de la Academia Europaea (http://barcelona.acadeuro.org/), una de las instituciones a cuyo staff en el hub
de Barcelona tengo el honor de pertenecer y a la que también represento en
estos actos.
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