Coronavirus y murciélagos


¿Por qué se asocian los coronavirus con los murciélagos?
En 2005, tras la pandemia provocada por el virus SARS-CoV, considerada la primera pandemia del siglo XXI, los murciélagos fueron identificados como reservorios y probables fuentes del brote pandémico. En 2012, casi diez años más tarde de la aparición del SARS-CoV en China, apareció en Oriente Medio un nuevo brote epidémico provocado por otro coronavirus, el MERS-CoV. El MERS-CoV es un coronavirus perteneciente subgénero Merbecovirus (linaje C) de los Betacoronavirus (el SARS Co-V y el SARS CoV-2 pertenecen al subgénero Sarbecovirus, linaje B). En este caso los dromedarios (Camelus dromedarius)) fueron identificados como las fuentes más probables de la infección en las personas. Sin embargo, de nuevo se encontraron en los murciélagos virus estrechamente relacionados con el MERS-CoV, por lo que se asumió que la fuente original de estos virus no eran los dromedarios sino, de nuevo,  los murciélagos.

MERS-CoV (Maureen Metcalfe/Cynthia Goldsmith/Azaibi Tamin / Public domain) / SARS-CoV (CDC/Dr. Fred Murphy / Public domain)

El estudio de estos dos brotes de coronavirus reafirmó la idea de que los coronavirus son un grupo de virus zoonóticos cuyos principales reservorios naturales son los murciélagos y estimuló el inicio de un gran número de nuevos estudios para descubrir e identificar los diferentes virus presentes en estos mamíferos voladores.
En 2017, la revista científica Virus Evolution , publicó un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia (USA), la Universidad de California Davis (USA), la Wildlife Conservation Society de Nueva York (USA) y la EcoHealth Alliance de Nueva York (USA) en 20 países de América de Sur, África y Asia. En ese estudio evaluaron la diversidad de coronavirus en 20.314 individuos (12.333 murciélagos; 3385 roedores; 3470 primates no humanos y 1122 personas).
Todas las muestras extraídas de esos individuos fueron analizadas para detectar la presencia de coronavirus, y los resultados fueron que 1065 de los 12.333 murciélagos y 17 de los 6859 “no murciélagos” dieron positivo. Es decir, que el 8,6% de todos los murciélagos analizados, y que pertenecían a 282 especies diferentes incluidas en 12 familias distintas, tenían algún tipo de coronavirus, mientras que solo el 0,2% de los otros animales (sin incluir a las personas) tenían coronavirus en su organismo. O, de una manera más contundente, que el 98% de todos los animales que habían dado positivo para algún tipo de coronavirus eran murciélagos.
El análisis de los resultados permitió identificar 100 secuencias genómicas de coronavirus, 91 de las cuales se encontraron en los murciélagos.
Además puso de manifiesto un detalle interesante: todas las especies de murciélagos de las que se habían podido analizar más de 110 individuos habían dado positivo. Eso hizo pensar que si las muestras hubieran sido suficientemente abundantes (de más de 110 individuos por especie) todas las especies hubieran dado positivo.
Tomando en consideración únicamente los datos de las 27 especies las que se habían podido analizar más de 110 ejemplares (los datos obtenidos de las otras 255 no fueron considerados en este nuevo análisis) los resultados indicaron que cada especie de murciélago albergaba un promedio de 2,67 coronavirus distintos (con una “desviación estándar”, un margen de variación, de 1,38).
En 2018, la Mammal Diversity Database (MDD) cifraba en 1386 el número de especies de murciélagos en todo el mundo (distribuidas en 227 géneros), de manera que extrapolando los datos anteriores  el resultado es que cada especie de murciélago puede albergar entre 1,2 y 6,0 coronavirus diferentes, con un promedio estimado de aproximadamente 3,02 coronavirus distintos por especie, muchos de los cuales aun no se han descubierto.
Ese mismo estudio puso de manifiesto que la diversidad de coronavirus permitía definir tres regiones biogeográficas diferentes que coincidían con la distribución de las especies de murciélagos, tres “hotspots” (puntos calientes): 1) América Central y el norte de América del Sur, 2) el centro de África y 3) el SE de Asia.
Todos estos datos en conjunto, unidos a la elevada frecuencia de recombinación de los coronavirus, que puede llegar al 25% para el genoma completo, indican que los murciélagos constituyen un importantísimo reservorio (si no el principal) para la evolución y la recombinación de estos virus.

Fuentes:
Anthony SJ, Johnson CK, Greig DJ, Kramer S, Che X,Wells H, Hicks AL, Joly DO, Wolfe ND, Daszak P, et al. (2017) Global patterns in coronavirus diversity. Virus Evol. 3, vex012. doi: 10.1093/ve/vex012
Banerjee A, Kulcsar K, Misra V, Frieman M, Mossman K (2019) Bats and Coronaviruses. Viruses 11, 41. doi:10.3390/v11010041
Burgin CJ, Colella JP, Kahn PL, Upham NS (2018) How many species of mammals are there? Journal of Mammalogy 99(1):1–14. doi:10.1093/jmammal/gyx147
Mubarak A, Alturaiki W, Gomaa Hemida M (2019) Middle East Respiratory Syndrome Coronavirus (MERS-CoV): Infection, Immunological Response, and Vaccine Development. Hindawi Journal of Immunology Research, Volume 2019, Article ID 6491738, 11 pages. doi:10.1155/2019/6491738
Wang L-F, Zhengli Shi Z, Zhang S, Field H, Daszak P, Eaton BT (2006) Review of Bats and SARS. Emerg Infect Dis. 12(12): 1834–1840. doi: 10.3201/eid1212.060401

Créditos fotografías:
MERS-CoV (Maureen Metcalfe/Cynthia Goldsmith/Azaibi Tamin / Public domain)
SARS-CoV (CDC/Dr. Fred Murphy / Public domain)


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